viernes, 21 de noviembre de 2008

El amarillo

El amarillo
Jean Baptiste Poquelín (Molière) iba vestido de amarillo cuando en 1673 representaba su obra el enfermo imaginario. Durante la cuarta representación (el 17 de febrero) tuvo un fuerte ataque de tos con convulsiones y prácticamente no pudo ni terminar la función. Hacía años que padecía tuberculosis, así que rápidamente fue trasladado a su casa, donde falleció pocas horas después sin que su mujer hubiera podido localizar a un médico ni a un sacerdote. Sí consiguió permiso para hacerle un funeral nocturno, pero fue enterrado en sepultura no cristiana a pesar de los ruegos de la casa real a las autoridades eclesiásticas, que veían en la profesión de actor no se sabe qué malas influencias. Poco tiempo después el rey Luis XIV fundó la Comedie Française para honrar la memora de Molière y mantener buenas relaciones con sus herederos. Desde entonces el color amarillo y el mal fario resultan muy difíciles de separar, y si algún actor se atreve a vestir de este color en escena se arriesga a sufrir las reacciones de los compañeros o a que la prensa inquiera hasta la saciedad en conocer el porqué de esta decisión casi contra “natura” teatral.